Tratamiento para convivir con la falta de amabilidad

Henry James dijo que hay tres cosas importantes en la vida: ser amable, ser amable y ser amable, y es que en Navidad las cosas parecen otra cosa, aunque algunos ni en Navidad pueden ser amables o lo son por interés.

Espero y deseo que hayáis pasado unas extraordinarias Navidades; mis mejores deseos para este 2019. Nosotros al final nos quedamos en Estados Unidos y aunque disfrutamos mucho no hay nada como estar en tu país, rodeado de tu familia y amigos.

La distancia siempre te da otra perspectiva de las cosas. Ya me ha pasado cuando vivía en Brasil, en Colombia o ahora en Estados Unidos. Los que nos dedicamos a las buenas maneras como herramienta esencial para alcanzar la excelencia en el trabajo y en las relaciones institucionales, somos –quizás- más sensibles y estamos siempre de servicio, es decir, que hasta valoramos una coma en un escrito desde el punto de vista de la cortesía, o un mensaje en el teléfono, cómo nos han contestado, etc. Reconozco que en mi caso esto ya es obsesivo y lo paso realmente mal porque –entiendo- vivimos en un mundo insensible.

Los valores cada día escasean más; en mi trabajo conozco personas muy preparadas pero que nunca alcanzarán –al menos para mí- la excelencia, porque carecen de valores o de la amabilidad mínima. Brasil y Colombia han sido una buena escuela de amabilidad y en julio hablaré de ello en un foro y en un campus deportivo en los que participaré en España porque el deporte es un regenerador de valores. Abro un paréntesis para decir que es una pena que en el deporte en España no se preocupen más de los países Latinoamericanos porque además de ser el crecimiento natural, es una excelente herramienta social, pero parece que importa más ganar medallas. Nos obsesionamos con la gestión del fan pero somos incapaces de organizar una reunión o un evento respetando la esencia del deporte o de mantener una simple reunión con respeto.

El tema de la amabilidad da para mucho y es que es una llave fantástica porque abre todas las puertas de la vida.

En Navidad la amabilidad parece que viene para quedarse pero volvemos a la realidad y uno puede comprobar que es un mal endémico y que no tiene solución posible. Existe un tratamiento para poder convivir con esta enfermedad:

  • No dejar de ser amable con aquellos que no lo son contigo. La amabilidad es esencial para ser una buena persona porque empieza respetándote como persona.
  • Antes de dormir, pensar en dos personas que hayan sido amables contigo. Porque normalmente sólo pensamos en lo contrario, en las personas que no lo fueron y esto, influye en tu descanso.
  • Fomentar la amabilidad en tu familia y si tienes hijos, con más razón, porque los niños mimetizan mucho el comportamiento de sus padres.
  • Un ambiente deportivo fomenta la amabilidad. Practicar un deporte además beneficiará también a tu salud. Busca deportes para tus hijos que trabajen los valores en el deporte. No todo es ganar.
  • No dejes de agradecer las cosas. Quizá no seamos conscientes pero un simple gracias puede hacer feliz a una persona para todo el día y ayudarle soportar mejor a los maleducados que por desgracia cada día son más.
  • La amabilidad es también pensar bien y en positivo. Contribuye a tomar cierta inercia y en poco tiempo pensarás que hay personas amables. Lo que sucede es que desarrollas inmunidad hacia las personas que no son amables porque las ignoras y te centras en las que sí lo son.
  • Dedícale menos tiempo a las redes sociales. Alguno me dirá que depende del uso que le des pero creo que nos es necesario estar todo el día leyendo a personas tóxicas. Es cierto que todos alguna vez lo hemos sido, pero es preferible leer un buen libro que el tuit de un egocéntrico que espera tu retuit sin importarle cómo te sientes. Y es que nos gusta cotillear la vida de los demás y vivir sus vidas. Tú vales mucho y tu tiempo vale por lo menos como el de ellos.

Rompe con ese bucle donde pasamos más tiempo pensado en los insensibles, oportunistas, maleducados o simplemente en aquellas personas que no te quieren; no pasa nada, el mundo no se acaba pero quizás deberías darte cuenta el precioso tiempo que le estas quitando a los que realmente lo necesitan.

Javier Vila de Savenelle de Grandmaison | Protocolista @_JavierVila_

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