Anomalías graves en el fútbol

#sutilezascotidianas | No hace falta recordar la importancia que tiene el deporte en la sociedad, el peso que posee y su capacidad de llegar cada día a millones de personas. Y no solo a nivel profesional, también por su interacción con el ámbito amateur, porque el mundo del deporte es mucho más amplio. Probablemente muchos no son conscientes de ello, y el verdadero problema es no cuidar la esencia del deporte: los valores. La superación, el cuidado de nuestra salud, la ruptura de muros y la construcción de puentes —a través de la diplomacia deportiva—, su papel como motor económico…

Todos tenemos la responsabilidad, dentro de las posibilidades de cada uno, de salvaguardar, fomentar y transmitir su importancia y repercusión positiva en la sociedad. Desde el practicante ocasional de fin de semana hasta el deportista de élite, pasando por los clubes, las instituciones, así como por quienes nos dedicamos, directa o indirectamente, al mundo del deporte.

El fútbol genera muchas emociones: frustraciones, alegrías, tristezas… Una sociedad preparada, educada y que cuida los valores desde la infancia, minimiza buena parte de los incidentes que estamos viviendo en los campos de fútbol, dentro y en sus alrededores, pero también en nuestros hogares, bares, restaurantes… Estamos pasando por alto, desde pequeños, la importancia de cuidar estos valores. Y el problema empieza en el deporte base. El papel de la familia en todo esto es fundamental y debe asumir su responsabilidad en transmitir a sus respectivos hijos el respeto al adversario, el saber ganar y saber perder, el respeto hacia los árbitros, los símbolos, la convivencia… todo lo que implica una educación ejemplar, donde siempre prevalezcan las buenas maneras ante cualquier situación, sea positiva o negativa.

No respetamos los himnos, los símbolos; no se pueden celebrar las victorias. No sabemos celebrar las victorias. Tampoco sabemos perder. Insultamos constantemente al adversario, a los árbitros. No puedes ir al campo del rival con la camiseta de tu equipo… hasta ese punto hemos llegado. Estamos desaprovechando una grandísima oportunidad que nos brinda el fútbol para enriquecer a la sociedad en valores, convivencia y disfrute del deporte, de la emoción y de los buenos y malos momentos, pero siempre desde el máximo respeto.

La gestión y organización de eventos deportivos también debe trabajar en ello, buscar nuevas fórmulas que permitan regenerar los valores y recuperar la verdadera esencia del deporte. Que podamos disfrutar de nuestro equipo, de sus victorias, sabiendo perder, sabiendo convivir. Y, en todo esto, la gestión también tiene su parte de responsabilidad. Hay generaciones perdidas, sí; creo que hay personas que no cambiarán, porque por diversos factores —y por desgracia— en innumerables ocasiones solo aprendemos a base de castigos. Y sí, deben ser castigos ejemplares. ¿Cómo es posible que un niño de 11 años no pueda ir al campo de fútbol con la camiseta de su equipo por miedo a que le hagan algo? Somos una sociedad enferma y necesitamos un tratamiento urgente ante esta pérdida de valores y controlar nuestra parte más irracional. 

Javier Vila de Savenelle de Grand Maison 

JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 92) | #todocomunica

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