#sutilezascotidianas | Una de las cosas que más valoro y respeto en una persona es su coherencia. Podemos pensar de forma muy distinta en todos los ámbitos de la vida, vivir en las antípodas del día a día, pero no puedo dejar de respetar —aún más— los análisis, opiniones y reflexiones de aquellas personas que viven como argumentan y que lo hacen desde el respeto más absoluto. Es, a día de hoy, utópico vivir en un mundo donde reine la coherencia. Las ambiciones personales, el poder, el dinero y la necesidad de aparentar —entre otras cosas— contribuyen a alejarnos y a no valorar las cosas realmente importantes de nuestra vida.
La diferencia de opinión con otras personas, lejos de ser un problema, es el camino para seguir evolucionando; saber escuchar y la empatía son ingredientes esenciales para lograrlo. El problema aparece cuando, al escuchar a una persona, observas que lo que está diciendo no tiene nada que ver con su forma de vida… dice y defiende una cosa, pero luego vive y actúa de forma totalmente distinta. Esa falta de coherencia es la llave a la pérdida de credibilidad, de confianza y, sobre todo, a la pérdida de uno de nuestros mayores patrimonios: el valor como persona.
Ayer falleció José Mujica, un ejemplo de coherencia y austeridad, que —cuando convivía como presidente con el poder, el dinero y la capacidad de influir directamente en decisiones de gran calado— prefirió alimentar sus valores y alejarse de la tentación de anteponerlos al dinero. Vivió siempre defendiendo, con constantes gestos y mensajes, la importancia del ser humano y la necesidad de que prevaleciesen las cosas más importantes de nuestras vidas, empezando por la dignidad y el equilibrio equitativo de la persona, con el estandarte de la coherencia y la austeridad… siempre con un tono —fundamental— respetuoso, enriquecedor y pedagógico.
En la sociedad nos faltan —en todos los ámbitos— más personas coherentes, que defiendan sus opiniones con respeto, y cuyo principal objetivo sea hacer un mundo mejor, mejorando la convivencia. Suena muy bien y queda muy bonito por mi parte esta reflexión, pero… no somos conscientes de los beneficios que obtendríamos, empezando por nuestra salud física y mental; seríamos —además— más felices.
Javier Vila de Savenelle de Grand Maison
JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 91) | #todocomunica