#sutilezascotidianas | Qué importante es ser respetuoso con los demás, pero no menos importante es respetar todo aquello que representa a un país, siempre bajo el paraguas constitucional, por muchas diferencias de opinión que tengamos, y más aún en un mundo totalmente polarizado donde algunos disfrutan pescando en río revuelto.
La desgracia de las diferencias, lejos de buscar el lado bueno que nos permitiría aprender cosas nuevas, se utiliza para enfrentarnos aún más. La vida requiere una gran dosis de empatía, donde el respeto es el condimento perfecto para mantener el equilibrio en las relaciones.
La tendencia de las personas es radicalizarse cuando, con el paso de los días, sus problemas, lejos de solucionarse, se agrandan. Y, como indicaba antes, el oportunista de turno utiliza esto para ahondar aún más en la parte negativa de las diferencias.
Es bueno y necesario tener diferencias, cuestionarse las cosas e intentar saber más sobre quien no piensa igual que nosotros, pero siempre que todos pongan de su parte. Entenderse no implica ser aquiescente, ni renunciar a tus principios, pero sí —en la medida de lo posible— respetar aquellos aspectos de nuestras vidas que influyen en la convivencia general de la sociedad.
El deporte juega —como he comentado en varias ocasiones— un papel destacado en el día a día de la gente. Hasta el punto de que muchos comportamientos se mimetizan y, en diversas ocasiones, no precisamente los más enriquecedores en valores… qué lástima… en vez de disfrutar de nuestro equipo favorito con positividad, sacamos nuestro lado más soez e irrespetuoso.
España jugó un partido contra los Países Bajos, correspondiente a la UEFA Nations League, donde logramos clasificarnos, después de los penaltis, para la Final Four. La selección española jugaba en Valencia, en un entorno festivo; una Comunidad Autónoma que hace unos meses sufrió unas inundaciones terribles y donde el deporte ha querido estar a su lado. Una tierra fantástica, de gente maravillosa, pero ayer, en Mestalla, no estuvimos a la altura: se silbó el himno de los Países Bajos. Me sorprendió mucho, porque el ambiente era increíble, lleno de banderas de España, una energía espectacular… pero ayer nos equivocamos.
Respetemos los himnos, como también —en más de una ocasión— hemos criticado a quienes han pitado el nuestro. ¿Qué es la vida sin respeto al adversario, al que no piensa igual que nosotros? Un mundo profundamente vacío de valores.
Por cierto, los días anteriores a la celebración del partido, los holandeses hablaban maravillas de nuestro país y de nuestro fútbol. Este es el primer párrafo —traducción no oficial— de su himno:
“Yo soy Guillermo de Nassau,
de sangre germana,
me mantendré leal a mi patria
hasta el día en el que muera.
Yo soy un príncipe de Orange,
libre e impávido,
al Rey de España
siempre he honrado.”
Y, además…
Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón
JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 85) | #todocomunica