
#sutilezascotidianas | En innumerables conversaciones surge un tema recurrente: la pérdida de educación y valores entre los más jóvenes. Es un asunto que no deberíamos ignorar ni restarle importancia, como si fueran simples cosas de la edad. Lejos de ello, deberíamos estar muy preocupados por esta deriva, que no solo afecta a los más jóvenes, sino también al resto de la sociedad.
Es inevitable en muchos capítulos no hablar de las redes sociales. Si bien es cierto que, mal utilizadas, pueden ser extremadamente dañinas, bien empleadas pueden ser un buen altavoz para la difusión de valores. No todo es negativo en este mundo de inmediatez donde publicamos y opinamos sobre absolutamente todo sin —en muchos casos— contrastar si una información es cierta. Entre otras cosas, estamos perdiendo la capacidad de cuestionarnos lo que vemos y escuchamos. Cuestionarse las cosas no es malo, todo lo contrario: es una forma de enriquecernos como personas y de construir nuestra propia opinión.
Los más jóvenes tienen modelos que, lejos de ser los más deseables, en múltiples ocasiones son personajes que les aportan muy poco en términos de valores, principios y crecimiento personal. Se han formado una idea distorsionada del éxito, entendiendo la vida como una exhibición constante de lo material, la falta de discreción y una alarmante carencia de humildad. Todo ello sin dejar a un lado la cultura del esfuerzo, que parece haber quedado en el olvido, como si todo cayera del cielo y uno mereciera tenerlo todo sin esfuerzo. Todas estas variables conforman un escaparate que muestra cómo somos, porque todo comunica… lo que decimos y lo que no decimos; lo que hacemos y lo que dejamos de hacer. La imagen que proyectamos es una suma de acciones y reacciones.
Casi todos los días procuro salir a pasear con mi amigo Pancho. Nos damos una buena caminata. Pancho es un teckel viajero con el que disfruto siempre que puedo… Desde Colombia, pasando por Estados Unidos, hasta las preciosas playas de A Mariña lucense. En esos momentos también aprovecho para escuchar la radio.
Tuve la oportunidad de oír a Pau Cubarsí… 18 años, pero qué 18 años tiene. Un chaval fantástico, humilde, respetuoso y trabajador que ha llegado a la cima del fútbol mundial sin perder los valores adquiridos en su familia. Presume de sus orígenes, de su equipo, de sus amigos, de su vida… pero siempre desde el máximo respeto y responsabilidad. Este es un ejemplo excelente para los más jóvenes, y también para los mayores, porque, a pesar de su corta edad, más de uno podríamos aprender de su saber estar.
Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón
JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 84) | #todocomunica