Tragedia en el Madrid Arena

Mi reflexión: No quería escribir sobre este trágico asunto hasta que tuviéramos toda la información disponible de lo sucedido. Espero no caer en la mala tentación de hacer un juicio de valor sin conocer todos los pormenores; no obstante me gustaría compartir con vosotros, algunas reflexiones y formularme alguna pregunta. Antes de nada, me gustaría enviar un fuerte abrazo a todos los familiares de los fallecidos.

Hoy en día cualquiera puede organizar un evento pero muy pocos lo hacen desde el rigor y la profesionalidad que debería hacerse. Todo evento requiere su tiempo, un buen análisis y sobre todo, hacer presente una serie de valores que chocan directamente con el de enriquecerse. No quiero decir con esto que uno no pueda ganar dinero pero anteponer el dinero, ya es un mal comienzo.

Los eventos forman parte de nuestras vidas; vivimos en mundo donde todo se mide y todo requiere de una planificación mínima. Diría que la vida es un gran evento, donde todos debemos asumir responsabilidades para llegar a respetar la convivencia y el disfrute de nuestras libertades.

¿Existe la seguridad total en un evento?

No hay ningún evento donde podamos aseverar  que no pueda existir ni el más mínimo contratiempo; ahora bien, la necesidad de realizar un proyecto bien estructurado, minimizará cualquier posibilidad y nos facilitará los parámetros de actuación. Conviene recordar que el proyecto sirve no sólo para exponer lo que vamos hacer, sino cómo lo haremos, dónde están los posibles contratiempos y cómo actuar ante éstos. Otro de los aspectos importantes es trabajar en el desarrollo/trascurso óptimo del evento, analizando cada uno de los ítems que interactúan para lograr los objetivos marcados.

Pero ¿se dicen en los proyectos los objetivos reales del evento?

Me gustaría pensar que cuando uno lee en un proyecto, la filosofía y los objetivos de dicho evento, logra percibir una primera impresión y así, poder hacer una evaluación más acertada de un evento. Empiezo a considerar que en alguna ocasión, no decimos la verdad y no decimos los objetivos reales del evento; eso sí, en el proyecto se ponen.

Este último apunte es muy importante para aquellas personas que deban autorizar un evento, porque el proyecto debe respetar los objetivos y la filosofía, marcados y expuestos, haciendo un tándem indivisible con cada una de las áreas que componen el evento; como por ejemplo, el área de seguridad.

Ya lo he comentado en twitter, cuando no somos capaces de hacer bien las cosas, las prohibimos y eso es un grave error. Tenemos que esforzarnos en hacer las cosas bien y en analizar con profundidad y rigor, si se puede realizar el evento en cuestión. Los eventos son un importante motor económico y en España, cada vez tenemos personas mejor preparadas para poder afrontar con profesionalidad la planificación de un evento.

Quizás, y lo digo como socio y desde el respeto, sería interesante que la Asociación Española de Protocolo, pudiese serlo también de la Organización de Eventos. Durante estos días, todo el mundo ha opinado pero nadie ha explicado qué es un evento, cómo se hace un buen evento, las particularidades de un evento, cómo se estructura un evento, la viabilidad de un evento, los factores a los que está supeditado un evento, el papel del profesional, la coordinación… podría estar enumerado un sinfín de puntos que constituyen la vida de un evento.

Necesitamos más unión y fuerza para transmitir a la sociedad que nuestra profesión no es sinónimo de gasto o de improvisación, que somos la antítesis de esto. Siento una profunda admiración por todas aquellas personas que organizan un evento desde la sensibilidad y la honradez, logrando despertar en el asistente, el deseo de que nunca se termine el evento.

Javier Vila de Savenelle de Grandmaison

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