
Sutilezas Cotidianas: No esperes nada a cambio… aligera la mochila
#sutilezascotidianas | Muchas veces me he sentido como un auténtico tonto, fruto de esperar las gracias del otro… Haces cosas por los demás y no recibes ni tan siquiera un “gracias”. ¡Qué frustración e impotencia! Eres amable y no recibes el mismo trato.
En capítulos anteriores os hablaba de la importancia de aligerar la mochila, esa mochila que llevamos a la espalda, cargada de buenos momentos, frustraciones, sonrisas, tristezas… y seguimos intentando meter más cosas en ella pero, al final, los malos momentos —esos que tú no puedes hacer nada para evitar— te van robando espacio.
El mayor error —y yo soy el primero en caer en ello— es esperar que te lo agradezcan, y ahí está la equivocación; uno no debe hacer las cosas esperando el agradecimiento o el reconocimiento. Sí, a todos nos gusta una sonrisa, un “gracias” u otro gesto de empatía, pero no debe ser el motivo por el que hacemos algo por alguien.
Desde hace ya unos meses estoy aligerando la mochila; al final, la “espalda” ya no soportaba más peso de frustraciones y enfados innecesarios. Me afectaba demasiado emocionalmente. Estas cosas te quitan salud y te impiden disfrutar más de los buenos momentos o de las personas que realmente merecen la pena.
No es cuestión de rencor ni de ser más egoísta, sino de saber priorizar. En nuestra vida profesional, es cumplir con nuestras obligaciones siempre con respeto, buenas maneras y siendo conscientes de todas las particularidades que puedan surgir; en el aspecto familiar, con mucha empatía y comprensión, sabiendo que gestionar cada momento desde la prudencia supondrá encontrar una solución a un problema, pero siempre con cariño y mucho respeto.
Justos por pecadores… Por desgracia, cuando uno toma ciertas decisiones —como en este caso, aligerar la mochila— supone alejarse de ciertas situaciones y personas. En algún caso, inocentes pagan por las decisiones que tomamos, pero, al final, uno debe priorizar para reconducir una situación que requiere poner un límite. No es nada fácil; el tiempo y el no ser impulsivo también nos ayudarán a tomar las decisiones correctas.
Si hay personas que no valoran lo que hacemos, o que significamos poco para ellas; desplantes, desprecios… Tranquilo. Dales la importancia que merecen y, lejos de enfadarte o ponerte triste por su falta de respeto, recuerda: aléjate en silencio y déjalo ir.
Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón
JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 74) | #todocomunica