#sutilezascotidianas | Hay días en los que estamos más alegres que otros. Es francamente imposible estar siempre con una sonrisa o disimular que estamos mal por dentro. Uno no debe preocuparse por ello; quizás nos estemos exigiendo demasiado y, en algunas ocasiones, debido a esta situación —entre otras— decimos cosas o generamos expectativas que luego, por diversos motivos, no cumplimos.
La comunicación es una herramienta poderosa para despertar y generar emociones; la utilizamos en distintos ámbitos, pero mal empleada puede llevarnos a situaciones delicadas. La vida —como he comentado en algún capítulo anterior— hoy en día va demasiado rápido o, mejor dicho, corremos demasiado, queremos todo de forma inmediata y olvidamos que todas las cosas en esta vida requieren su tiempo. Disponemos de múltiples canales muy accesibles para lanzar o recibir información, hasta el punto de que muchas veces no sabemos discernir entre lo que es bueno o malo para nosotros.
Aunque otro día me gustaría profundizar en la importancia de los tiempos y en la constante necesidad de agradar a los demás, es evidente que tenemos la urgencia de comunicar todo lo que hacemos de manera inmediata. En innumerables ocasiones, esto nos lleva a decir cosas que luego no cumpliremos. Debemos ralentizar los tiempos, ser más reflexivos y conscientes de lo que queremos comunicar.
Todos, en algún momento, hemos creado falsas expectativas. Muchos lo hemos hecho de forma totalmente involuntaria: por intentar convencer a alguien, por un asunto laboral, en una relación, con un amigo, por presumir, por fingir, por ego, por frustración… Decimos muchas cosas por miedo al rechazo, por no saber decir “no” o simplemente porque nos hemos venido arriba.
Cuantas más altas sean las expectativas que generemos, mayor será la frustración si no se cumplen. Por ello, debemos tomarnos nuestro tiempo, sin correr, sin buscar agradar a todo el mundo y siendo conscientes de que, por diversos motivos, podemos fallar. No se trata de dejar de ser valientes o de no tener iniciativa, sino de ser realistas y prudentes. No es necesario correr, ser el primero en decir algo o demostrar que eres el más guay. Si creas falsas expectativas sabiendo que no podrás cumplirlas, deberías reflexionar: tarde o temprano, el tiempo y las circunstancias te pondrán en tu lugar o, simplemente, perderás credibilidad y respeto.
Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón
JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 73) | #todocomunica