Bromas, las justas

Presidente del Eurogrupo y el Sr. De Guindos | EFE

Siempre me ha llamado la atención, y quizás sea exagerado, las bromas a las que en muchas ocasiones recurrimos para “romper el hielo” o simplemente para acercarnos a nuestro interlocutor.

Yo soy partidario de mantener un comportamiento más apropiado y no ser irónico, satírico o soslayar el no saber qué, a través de una broma en un determinado momento. Efectivamente todo esto está sujeto a un contexto, a una situación que requiere de unos mínimos de saber estar. Entendamos con esto que no deseo la rigidez de un frío y distante saludo pero si respetar  a las personas que nos acompañan por varios motivos; enumero algunos:

1.- La necesidad de contribuir, por nuestra parte, a enriquecer un clima de cordialidad propicia para desempeñar nuestro trabajo y el de los demás.

2.- Nunca sabemos si la persona entenderá la broma y esto, puede perjudicarnos a la hora de mantener una conversación ya dentro de un contexto motivo del encuentro.

3.- Por la interpretación que le puede dar un tercero; nuestras acciones no están subtituladas por lo que, el resto de las personas de la sala no sabrán el motivo de la broma. Todos somos dados a entender, en alguna ocasión, lo “peor” de un gesto.

4.- La compostura es una expresión de respeto y no de rigidez encorsetada. Ojo, no es sólo física; la verbal, en muchas ocasiones es demoledora.

5.- El riesgo de una mala traducción o excedernos en los límites culturales y sociales.

6.- Por respetarse a uno mismo; deberíamos intentar hacer las cosas no solo por agradar a los demás. La educación constituye una parte importante de nuestra identidad; moldea la capacidad de interactuar, en mayor o menor grado, con los demás.

No es cuestión de ser insulso y pueril o recatado y aburrido; es cuestión de saber estar en cada momento pasando desapercibido, sin por ello dejar de hacer lo posible para hacer sentir bien a nuestro interlocutor. En el caso de los políticos, es más delicado si cabe y deben de cuidar aún más sus aptitudes y actitudes en público, ya que nos representan. Toda acción tiene su momento. No existe, en este caso, la omisión.

JavierVila de Savenelle de Grandmaión | Your Sitting

@_JavierVila_

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