“Una persona que está en un campo de fútbol encapuchada o que oculta su rostro no debería permitirse, porque está claro que no va a hacer nada bueno”
Quería empezar la semana hablando sobre otro tema, pero ayer, viendo el partido que disputaban el Atlético de Madrid y el Real Madrid, el resultado pasó a un segundo plano… ¿por qué digo esto?
Un gran amigo —no hace mucho tiempo— viajaba a Francia para disfrutar de un partido de Champions con su hijo; el viaje, al final, se convirtió en una odisea, pasando malos momentos por culpa de una banda de delincuentes, porque quien va a un campo a hacer barbaridades no es aficionado de su respectivo club, es simplemente un bárbaro, un malhechor.
Todos los medios de comunicación se hicieron eco de lo sucedido ayer en el campo del Atlético de Madrid. Un club fantástico, donde la inmensa mayoría de sus seguidores son ejemplares, estoy convencido de que repudian lo vivido ayer. Una banda de delincuentes arrojó objetos al portero del equipo visitante. Mi reflexión no es sobre ciertos debates que se han abierto, como la valoración que hizo Simeone después del partido, donde condenó los hechos, pero a su vez mencionó que la forma de celebrar los goles podía incitar a una reacción violenta. Mi reflexión es sobre el padre, la madre, una familia… un abuelo que va a un partido de fútbol con su hijo o su nieto y, en vez de vivir un momento de felicidad que recordará toda su vida, se encuentra con una situación que le genera miedo, tristeza y vergüenza, y que además no resulta nada pedagógica.
Muchas personas creen que el club y sus aficionados son los más perjudicados, pero pienso que el realmente perjudicado es la sociedad; esto la debilita, merma el respeto y la convivencia, y genera una pérdida de valores, sin ser nada educativo para los más jóvenes. Conviene recordar que el deporte es, precisamente, un ejemplo de convivencia, respeto y superación… Y en el caso del fútbol, al ser el deporte con más influencia e impacto en los jóvenes, su repercusión en la sociedad es aún mayor. ¿Qué ejemplo estamos dando?
Una persona que está en un campo de fútbol encapuchada o que oculta su rostro no debería permitirse, porque está claro que no va a hacer nada bueno. La violencia en el deporte debe cortarse de raíz; no puede convertirse en un espacio de odio, y las autoridades, sin contemplaciones, deben tomar cartas en el asunto de una vez por todas. No caben medias tintas.
Javier Vila de Savenelle de Grand Maison | #sutilezascotidianas
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