
#sutilezascotidianas | Generar confianza y fortalecer relaciones no se logra en dos días; todo lo contrario, es más probable que, al mínimo incidente o contratiempo, tu credibilidad se desmorone en un abrir y cerrar de ojos.
La credibilidad es la base de confianza en cualquier relación, tanto en el ámbito personal como en el profesional e institucional; la coherencia en nuestros argumentos y hechos, la honestidad, la integridad, el cumplimiento de la palabra dada y el respeto son algunos de los ingredientes esenciales para enriquecerla y fortalecerla.
Tus acciones y su consistencia generan confianza; refuerzan tu liderazgo e impactan positivamente en tu reputación. Nuestro entorno también influye en la solidez de nuestra credibilidad; en muchas ocasiones, nos rodeamos de personas que nos dan siempre la razón o que no son capaces de decirnos cuándo nos estamos equivocando. El mundo de la política es un reflejo de la sociedad y podemos comprobar cada día cómo sus protagonistas defienden a ultranza a los suyos; hagan lo que hagan, sin cuestionar, justificándolo todo con el clásico “y tú más”, manipulando si es necesario. Las hemerotecas ya casi no sirven para sonrojar al mentiroso; ni siquiera para afear su falta de coherencia, porque quienes comparten su misma ideología lo seguirán defendiendo a toda costa.
Es un verdadero error no criticar o señalar cuando una persona de nuestra misma ideología, círculo de amigos, clientes o familia se equivoca; decir la verdad y corregir a tiempo es una forma de demostrar lealtad, pero también contribuye a fortalecer nuestra propia credibilidad. La credibilidad es, en gran medida, bidireccional; todo esto también lo podemos trasladar al mundo de la empresa y las instituciones.
Toda esta reflexión me lleva a una conclusión; la credibilidad es extremadamente frágil. Si se cuida debidamente y se trabaja en ella cada día, puede convertirse en nuestra mayor fortaleza; sin embargo, se puede resquebrajar con suma facilidad. Puedes dedicar años a construir una reputación y, en cuestión de minutos, perderla.
Recuerda que, cada día, estamos construyendo y manteniendo nuestra credibilidad; siendo honestos y transparentes en nuestra comunicación con los demás. Cumplir nuestros compromisos y promesas es fundamental; si por cualquier motivo no lo hacemos, reconocer el error es el primer paso para solucionarlo. No tengas miedo de admitir que te has equivocado o que desconoces algo; todo lo contrario a lo que dicen algunos, no es una señal de debilidad. Actuar con ética y responsabilidad es el único camino para afianzarla; como dijo Stephen Covey: “La confianza es el pegamento de la vida. Es el ingrediente más esencial en la comunicación efectiva. Es el principio fundamental que sostiene todas las relaciones.”
Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón
JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 72) | #todocomunica