#sutilezascotidianas | Antes de empezar el capítulo, me gustaría compartir con vosotros una reflexión sobre el racismo, especialmente teniendo en cuenta el título del tema que os traigo hoy. Nada puede justificar ni el más mínimo gesto que abra las puertas al racismo o a la xenofobia. Lo condeno rotundamente y creo que tanto los clubes de fútbol como todos los organismos, públicos y privados, que gestionan el deporte deberían ser mucho más duros con estos hechos. El buenísimo institucional los lleva a no tomar las decisiones necesarias para cortar de raíz esta lacra. No menos importante es la parte que implica directamente a la educación. Por un lado, la de nuestro entorno directo, donde es esencial que nos impliquemos y que, como padres, también demos ejemplo, explicando bien qué repercusión tienen nuestros actos, sin olvidar las consecuencias. En algún artículo ya he mencionado que todo empieza desde el deporte base; debemos trabajar todos los días en los valores de los niños para contrarrestar la cara oscura de la sociedad.
Quería hacer esta valoración previa porque, como os comentaba, no me gustaría que alguien pudiera interpretar mi postura como tibia en este tema. He vivido en Brasil durante tres años, y nuestro hijo pudo disfrutar jugando y aprendiendo del fútbol brasileño en el colegio. Le enseñaban divirtiéndose, sonriendo, celebrando y viviendo el fútbol con mucha pasión. Es importante conocer esto para entender la cultura, pero también es necesario tener en cuenta que hay otros factores culturales y sociales que influyen mucho. Por eso, también destacaba la importancia del deporte base. Vinicius es un fantástico jugador, estoy convencido de que ha pasado por momentos muy duros y que todo tiene un límite… se ha quejado, reclamando y denunciando el racismo, pero ayer vimos a otro Vinicius.
Vinicius tiene el derecho a denunciar si siente que le están insultando, faltaría más, y creo que todos nos unimos en condenar el racismo. Pero también tenemos la responsabilidad de no generalizar y de no quejarnos por todo, porque al final, a través de las formas, uno puede perder credibilidad y por tanto, parte de la razón. Ayer hizo lo que mejor sabe hacer: nos regaló a todos los amantes del deporte jugadas y goles increíbles, sonriendo y disfrutando. Muchas veces, esa es la mejor opción para silenciar a los racistas.
Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón
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