Es que a veces me caigo mal

#sutilezascotidianas | La amabilidad durante todo el año está en peligro de extinción. En Navidad hacemos una excepción, y dentro de nosotros se despierta ese espíritu navideño, pero pasadas estas fechas, la mayoría de nosotros dejaremos de ser tan amables y volveremos a la triste rutina del egoísmo.

Benditas sean estas fechas en las que, al menos por unos días, seremos un poco más amables e intentaremos estar más pendientes de los demás. Aun así, algunos seguirán siendo los mismos y optarán por mantener su tónica general: yo, yo y yo. Es la época del año en la que tenemos —probablemente— más comidas, más celebraciones, y en la que tendremos la oportunidad de reencontrarnos con esos amigos a los que solo vemos en estas fechas. En esos momentos, uno no suele percibir el más mínimo reproche: “No me has llamado… No sé nada de ti… Me tienes muy olvidado.” Porque, aunque nos volvamos más amables, también convivimos con la tentación del reproche, y es ahí donde, sin darnos cuenta, podemos ahuyentar a los demás.

Por otro lado, también habrá quienes estén más sensibles por las grandes ausencias de seres queridos.

Esos amigos y familiares que, por desgracia, solo podemos ver una vez al año y que nos reciben con un buen abrazo y una sonrisa, son para sentirse afortunado. Son las personas que debemos cuidar porque enriquecen nuestra felicidad. Una felicidad que —en mi caso— resulta contagiosa. Y os confieso algo: a medida que envejezco, me gusta más estar con personas que son felices, positivas, que no te reprochan nada, que te escuchan más que hablan… Y viendo a estas fantásticas personas, en alguna ocasión me he dicho a mí mismo: “Es que a veces me caigo mal”.

Lo digo porque no siempre estoy a la altura de estas personas que dejan a un lado cualquier prejuicio o egoísmo y solo muestran amabilidad. Nos dedican su tiempo, nos prestan toda su atención. Y ojo, seguro que tienen motivos para quejarse o para estar tristes por la ausencia de un ser querido, pero ahí están, con una sonrisa o una llamada.

Procuremos ser amables todo el año, y no solo en estas fechas navideñas. Por mucho que nuestra parte egoísta intente dominar nuestras reacciones, todos tenemos una parte amable, y es esa la que debemos alimentar y fomentar más. Te sentirás muchísimo más feliz, harás mucho más feliz a tu entorno y a esas personas que merecen más atención por nuestra parte. Todo es cuestión de querer ser más feliz durante todo el año.

Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón 

JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 45) | #todocomunica

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