#sutilezascotidianas | En nuestro estudio de comunicación hemos tenido la oportunidad de trabajar con personas excepcionales. Clientes que nos han demostrado por qué son un referente dentro y fuera de su ámbito profesional.
Siempre digo que todo comunica, que debemos procurar cuidar hasta el detalle más pequeño, evitando dejar las cosas al azar. Eso sí, sin obsesionarnos, pero siendo conscientes de la importancia de ser cuidadosos y respetuosos, porque la imagen pública o institucional, últimamente, está consiguiendo un efecto contrario al objetivo deseado. La excelencia se logra desde la naturalidad, la preparación y los valores.
No dejes de ser tú. No permitas que las personas te cambien; al final, estamos disfrazando a la gente, lo que repercute directamente en su credibilidad. Además, uno no se siente cómodo representando un papel que no refleja lo que realmente es. Esto no significa que no debamos trabajar en mejorar nuestra mejor versión, pero para ello no hace falta ponernos un disfraz ni fingir lo que no somos. La credibilidad en comunicación se puede perder en cuestión de segundos. No hay que temer esa fragilidad inherente a la reputación, pero sí darle la verdadera importancia que merece.
Hay muchos asesores, expertos —qué miedo da esta palabra, experto— cuyas recomendaciones se basan en que todo vale: mentir, disfrazarse, fingir, evitar la autocrítica, no respetar al que no piensa igual, la soberbia, el egocentrismo… Todos estos ingredientes, que inicialmente parecen detectables a primera vista, a veces son como un camaleón que se mimetiza. Pero con el tiempo, son otros aspectos los que acaban delatando a un bluf o farsante. Todos tenemos alguna cualidad, y la verdadera habilidad de un profesional es descubrir cómo maximizar las fortalezas. Incluso algunas de nuestras debilidades pueden convertirse en fortalezas.
¿Por qué nuestros clientes son tan especiales para nosotros? Porque procuramos conocerles bien antes de trabajar con ellos. Solo queremos trabajar con buenas personas, aunque esto suponga perder a un posible cliente. En el capítulo anterior os hablaba de la importancia de rodearse de buenas personas, y esto también se extiende a las personas con las que trabajamos.
Recuerda: no dejes de ser tú, no dejes que nadie te ponga un disfraz. Mejora, sí, pero sin engañar a la gente.
Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón
JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 44) | #todocomunica