El riesgo de innovar en los #eventos

Hace tiempo escribía en uno de mis artículos sobre la dificultad de innovar cuando organizamos un evento. Destacaba que es necesario un equipo de profesionales cualificados para poder innovar porque hacerlo en los eventos tiene sus riesgos. Riesgos que por muy pequeños que puedan ser, podrían convertirse en un gran problema.

No cualquier persona está preparada, se requiere de una buena formación aunque uno puede leer en los medios lo fácil que resulta. Qué fácil es decir lo que se puede hacer o no hacer para que podamos calificarlo de innovador.

A priori puede ser más fácil en un evento que acaba de nacer, la mayor dificultad reside en los eventos que ya llevan varias ediciones.  Estos eventos reciben cantidad de consejos de cómo deberían de evolucionar, no todos ellos adecuados. Mi abuelo, que fue arquitecto, decía que se debía construir en función de su utilidad y creo que esta misma idea es aplicable a los eventos. Factores como la acústica, la iluminación, los accesos, etc. influyen directa y proporcionalmente en su uso final. A modo de ejemplo, cuántas veces hemos estado en un restaurante y no hemos sido capaces de mantener una conversación. ¿Hemos pensado alguna vez si el local estaba pensado para este fin?. ¿El material utilizado favorece la acústica?

Hace muy poco se celebraron los Premios Princesa de Asturias; vaya por delante mi admiración y respeto hacia unos de los actos más importantes que se celebran en nuestro país y con repercusión internacional. Enhorabuena a los organizadores. Hecho este necesario paréntesis, hemos podido leer en los medios de comunicación muchas sugerencias sobre su evolución porque conviene recordar que todos los eventos tienen vida, pero dicha vida hay que saber enriquecerla. Antes comentaba el riesgo de innovar y hacerlo mal implica entre otras cosas:

  • Perdida de su identidad.
  • Riesgo de romper su ideario.
  • Riesgo de no alcanzar los objetivos deseados.
  • Riesgo de rechazo,  porque su público objetivo no entienda las nuevas propuestas, en muchos casos, innecesarias y superfluas, pudiendo distraer y restar protagonismo a lo que realmente lo tiene.

Es cierto que es necesaria una evolución pero sin olvidar que los eventos tienen una utilidad con unos objetivos y una finalidad. En función de éstos se construye una estructura para soportar todas las áreas que configuran el evento. Continuando con el ejemplo de  la arquitectura, hay edificios que están construidos para una determinada utilidad y, aunque queramos modificarlos, ¿están pensados inicialmente para soportar dicha modificación?, ¿podrían, por ejemplo, construirse dos plantas más?. Si tienen una buena estructura tal vez sí, pero el resultado también puede ser desastroso. Un evento es como un edificio, no todos pueden modificarse sustancialmente o evolucionar sin perder la identidad que les caracteriza. Los Premios Princesa de Asturias tienen una fantástica base, fruto del esfuerzo de grandes profesionales, que puede permitir su crecimiento pero su evolución debe venir siempre de la mano de un equipo cualificado que conozca bien todas sus  particularidades.

Nota adicional:

Vídeo: Ceremonia completa de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2015 vía Casa Real

Artículo recomendado:  Protocolo para los Premios Princesa de Asturias: mirando al futuro por D. Carlos Fuente

Javier Vila de Savenelle de Grandmaison

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