”Las buenas maneras y el saber estar se alimentan de la serenidad, la amabilidad y la paciencia, entre otras cosas”
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#sutilezascotidianas | Cada uno tiene su forma particular de levantarse. Sí, hacemos muchas cosas parecidas a los demás, pero siempre hay ciertos hábitos que preferimos. Sin embargo, la fuerza de voluntad, en más de una ocasión, nos juega una mala pasada. Seguro que ahora, entre los propósitos para el nuevo año, está levantarse temprano para hacer ejercicio. ¿He acertado?
No pretendo amargarte el día con esta primera reflexión… todo lo contrario. Mi reflexión para hoy es otra; no gira en torno a nuestra fuerza de voluntad, sino a con qué predisposición te levantas por las mañanas. Puedes levantarte temprano y salir a correr, pero tu cara de ajo te delata. Me refiero a si te despiertas con una ligera sonrisa de satisfacción. Seguro que ahora me dirás: “¿Cómo puedo levantarme sonriendo si me espera un día de locos y son las tantas de la mañana?”
En mi caso, me gusta levantarme temprano. Hoy me he levantado a las 4:15… tranquilo, tengo jet lag, acabo de llegar de un viaje largo. Pero normalmente mi día empieza muy temprano, entre otras cosas porque disfruto de las primeras horas de la mañana. El cómo empieza uno la mañana repercute directamente en cómo será el resto del día. Quien comienza enfadado, probablemente tendrá un día complicado, porque esa predisposición marcará sus reacciones. Así nos encontramos por la mañana al típico estresado malhumorado que llega tarde y te increpa.
Todo es un proceso, y al principio me costaba levantarme temprano; ahora ya es una necesidad. Es cierto que tengo que irme a la cama temprano, pero soy mucho más feliz y productivo. Esta felicidad es fundamental porque todo tu entorno se beneficiará, haciendo que sea mucho más agradable. Recuerdo que cada mañana, temprano, mi padre entraba en mi cuarto para despertarme; lo hacía con mucho cariño. Era imposible tener un mal despertar por cómo lo hacía. De ahí la importancia y el valor de las formas. Una sonrisa y la dulzura, en su debido tiempo, hacen que las cosas fluyan con más tranquilidad.
Intenta levantarte temprano. Piensa en positivo, en lo afortunado que eres, en la fantástica vida que tienes. Despierta a tus hijos con mucho cariño, aunque les cueste levantarse. No te enfades, no te desesperes. Disfruta de las primeras horas del día con una sonrisa, porque cómo empieces el día probablemente te indique cómo será el resto. Las buenas maneras y el saber estar se alimentan de la serenidad, la amabilidad y la paciencia, entre otras cosas. Merece la pena trabajar en ello, porque serás más feliz y tu familia, amigos y compañeros de trabajo, también.
Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón
JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 42) | #todocomunica