Ausencias injustificables

#sutilezascotidianas | Ayer regresé de viaje con mi hijo tras un fin de semana fantástico en una zona muy bonita de Estados Unidos, cuyos exuberantes paisajes no dejan indiferente a nadie. Aunque disfruté del viaje, también me sentí feliz de volver y estar en familia.

De camino a casa, mi hijo me preguntó sobre qué escribiría hoy. En principio, tenía pensado hablar sobre unas imágenes que vi de un deportista y que me gustaron por varios motivos. Sin embargo, al ver durante el fin de semana la reapertura de la catedral de Notre Dame, sentí que era importante reflexionar sobre este tema.

Como español-francés que soy —algunos dirán que es una curiosa mezcla o quizás me dedicarán otros epítetos— y con madre parisina, París es una ciudad que también forma parte de mi corazón. He disfrutado mucho de esta ciudad con mi familia y he pasado numerosas veces frente a la catedral de Notre Dame, un monumento repleto de momentos históricos. Construida entre los siglos XII y XIV, es una verdadera joya del gótico europeo y uno de los monumentos más emblemáticos de París. Testigo de trascendentales acontecimientos históricos, como la coronación de Napoleón, su arquitectura y vitrales la convierten en un símbolo cultural universal. Tras el incendio de 2019, su restauración ha reafirmado su relevancia histórica y artística, mucho más allá de lo religioso.

La reapertura de la catedral de Notre Dame reunió a representantes de una amplia variedad de instituciones internacionales, reflejando su importancia como símbolo cultural global. Se recaudaron más de 800 millones de euros procedentes de donantes de más de 150 países. Participaron líderes de organizaciones sociales, culturales y económicas, junto con expertos en patrimonio y delegaciones de países que apoyaron su restauración. En este momento histórico —porque este día pasará también a la historia— destacó la colaboración internacional y la diversidad de sectores comprometidos con la preservación de este emblemático monumento, consolidando su significado histórico y cultural para el mundo entero.

Entiendo —y no solo como 50% francés que soy, sino también como español y profesional de protocolo— que la ausencia de España en este día es injustificable. Es un error muy grave en esta ocasión por parte del ministro de Cultura, Ernest Urtasun. La ausencia del Gobierno de España en la reapertura de la catedral de Notre Dame trasciende la responsabilidad del ministro de Cultura. Según la Ley de la Acción y del Servicio Exterior del Estado (LASEE), aprobada en 2014, la política exterior y la coordinación de las acciones en el exterior son responsabilidad directa del Gobierno, bajo el liderazgo del ministro de Asuntos Exteriores. Esta ley establece principios como la unidad de acción, la lealtad institucional y la planificación, asegurando que los actos relevantes para los valores e intereses de España en el exterior se desarrollen de forma coherente.

Hay ausencias injustificables, y cuando hablamos de un Gobierno, conviene dejar a un lado nuestras opiniones y deseos personales para priorizar los intereses generales de un país, por mucho que algo nos moleste. Esta es una opinión personal, pero creo que el señor Urtasun le ha metido un gol a nuestro ministro de Asuntos Exteriores y, por ende, a todos los españoles.

Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón 

JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 50) | #todocomunica

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