#sutilezascotidianas | Es —probablemente— junto a un buen abrazo, una de las cosas que más nos gusta recibir de nuestros hijos. Un beso al empezar el día, un abrazo al despedirnos antes de ir al colegio, o ambos antes de desearnos una feliz noche.
Por desgracia, la sociedad cada vez es más fría por distintas circunstancias. Poco a poco vamos perdiendo —lentamente— detalles en momentos concretos que nos alejan de las buenas maneras y del saber estar. Este distanciamiento, quizás de forma inconsciente, nos lleva a descuidar el respeto y la consideración hacia las personas que forman parte de nuestro mundo, un mundo tan especial donde deberíamos sentirnos tranquilos, queridos y lejos de la angustia que, lamentablemente, a menudo encontramos en el día a día.
En más de una ocasión ya os he comentado —procurando no ser catastrófico, pero sí realista— que muchas personas cuidan muy poco de no traspasar ciertas líneas del respeto. Cuando uno cruza esas líneas, no hay marcha atrás, aunque después se reconozca el error. Pedir disculpas es importante, pero hay cosas que están en un nivel más profundo del respeto.
Hace poco, en un viaje en familia por la mañana muy temprano, Cristina (mi mujer) y yo bajamos a desayunar. Nos encanta y disfrutamos mucho ese primer café del día. Sí, jajaja, también os lo había comentado en algún capítulo anterior… Estábamos solos al principio, pero poco a poco comenzaron a bajar más personas. Al fondo del pasillo, vimos llegar a nuestros hijos. Muy dormidos, se acercaron lentamente hacia nosotros sin dejar de mirarnos. Nada más llegar, nos dieron un beso a cada uno y un buen abrazo. Nuestras caras se iluminaron; me fijé en la de Cristina. Al principio, cerró los ojos para disfrutar y recrearse en el momento, y luego los abrió… estaban llenos de brillo, de vida. Algo que solo puede conseguir el beso y el abrazo de un hijo.
Nunca es tarde para empezar a tener estos pequeños detalles, la importancia de cuidarlos… por favor, que no se pierdan estos pequeños grandes gestos, señales de amor y respeto. Estos momentos se pueden extender a lo largo del día, en familia, con un ser querido. No dejemos morir una de las mayores y mejores vitaminas que podemos recibir. La próxima vez que estés en familia, piensa en esto. Y cuando veas a un buen amigo, regálale un abrazo muy fuerte.
Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón
JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 54) | #todocomunica