NANNYPHONE

#sutilezascotidianas | Nadie —o muy pocos— puede negar que el teléfono móvil nos ha facilitado la vida. Sin embargo, también se ha convertido en un instrumento que nos aleja de la realidad y de ciertas responsabilidades que no debería asumir por nosotros.

Siempre he sido una persona muy pendiente del teléfono, aprovechando la autonomía que me permite para trabajar con libertad, responder correos o atender emergencias en carretera. Pero reconozco que, desde hace un tiempo, he desarrollado una cierta manía hacia él, por diversas razones. Me daba cuenta de que me estaba idiotizando: revisaba constantemente notificaciones, correos, redes sociales… hasta el punto de quedarme embobado mirando la pantalla. Era francamente absurdo.

El problema radica en que, poco a poco, generamos una necesidad —que no es real— y una dependencia que va carcomiendo nuestra atención e interés por otras cosas. El móvil invade nuestra intimidad y nos aleja de experiencias que realmente enriquecen nuestras vidas. Por eso, he decidido reducir su uso gradualmente. A veces, cuando salgo con alguien de confianza, dejo el móvil en casa o incluso lo apago. También he empezado a limitar el uso de redes sociales, WhatsApp y correos electrónicos a horarios laborales. Porque el teléfono, lejos de conectarnos, nos mantiene excesivamente disponibles y desconectados de lo esencial.

Recuerdo dos escenas que me hicieron reflexionar. En un restaurante, vi a una familia —padre, madre e hijos pequeños— en la que cada uno estaba absorto en su teléfono móvil. Cuatro personas compartiendo mesa, pero no momentos. En lugar de disfrutar de una conversación familiar, cada uno vivía inmerso en un mundo superficial y vacío. La otra escena fue la de un padre que había dejado su teléfono a un niño muy pequeño, convirtiéndolo en una “nannyphone.”

El problema es que no levantamos la cabeza para darnos cuenta de que estamos completamente dependientes de un trozo de plástico que nos desconecta de la vida real, de las emociones y de los sentimientos.

El teléfono es una “nannyphone” para muchos niños y una cárcel para muchos adultos, atrapados en un mundo banal y vacío. No permitas que te aleje de los tuyos ni de tus responsabilidades. Disfruta de tus hijos, de tus amigos, de los paisajes, de una buena conversación… sin ser interrumpido por un estúpido móvil. Claro que hay tiempo para atender el teléfono, pero siempre dentro de un orden.

Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón 

JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 52) | #todocomunica

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