Hay que saber perder pero también saber ganar

#sutilezascotidianas | En el mundo del deporte vivimos momentos vibrantes, y es comprensible que nos emocionemos, pero siempre dentro de un contexto. Hay personas que lo viven demasiado, tanto en lo bueno como en lo malo.

Da igual el deporte que estemos disfrutando porque, como en el día a día de la vida, hay momentos para celebrar y momentos para ser comedidos, pero la premisa máxima siempre debe ser el respeto, tanto en la victoria como en la derrota.

A veces olvidamos que los niños están ahí, a nuestro lado, disfrutando con nosotros o incluso siendo ellos los protagonistas del juego. Como padres o mayores, muchas veces perdemos la cabeza, sin ser conscientes del daño que esto les hace a ellos y a nosotros mismos.

Los periodistas también forman parte de esta compleja ecuación porque a algunos les resulta muy difícil separar la emoción de la responsabilidad. La falta de educación les pasa factura, y —por desgracia— el respeto ya no está de moda. Si respetas el turno de palabra, dejas hablar, no gritas, no insultas y no te ríes de los demás, parece que no eres bienvenido al circo mediático, a ese mundo putrefacto que ensalza al alborotador.

Hay personas que son auténticos señores: te felicitan cuando su equipo pierde y, cuando gana, son los primeros en celebrarlo sin necesidad de zaherir a nadie. Su satisfacción viene de la victoria de su equipo, no del sufrimiento del adversario. No hurgan, no retuercen, no se recrean en el mal ajeno. Eso sí —como siempre— no llevemos esto al extremo; claro que un pique sano entre adversarios es bueno.

Las disculpas y las justificaciones —en general— son propias de un mal perdedor. No aprendamos a justificarnos ante la derrota porque, al final, nos convencemos de que perder es lo peor del mundo y nos avergonzamos por ello. Los más jóvenes tienen que aprender que la derrota forma parte de la vida y que no es malo estar triste, pero sin perder las formas, conscientes de que este mal momento pasará porque la vida es una suma de oportunidades.

Me cuesta admitirlo, pero creo que hay una o más generaciones perdidas, y veo difícil que estos comportamientos desaparezcan. Lo peor y más preocupante es que los jóvenes no aprenderán a perder, pero tampoco a ganar. Y no olvidemos que esto se refleja en nuestro día a día. Estoy preocupado.

Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón 

JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 62) | #todocomunica

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