#flashprotocolo | Hace unos días fue la toma de posesión del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Muchas personas destacaron la sobriedad, su brevedad y el ahorro sustancial que supuso el acto, en comparación a anteriores tomas de posesión. Yo comparto esta opinión, ya que además tuve la oportunidad de asistir a una de ellas, y pude comprobar que el objetivo debía ser otro; no obstante esta es mi reflexión:
Creo que es un riesgo generalizar ser austeros en todos los actos, con el fin de lanzar un mensaje a los ciudadanos de “mira que poco gastamos”. No quiero que se interprete que estoy en contra del acto del presidente de la Xunta; solo quiero llamar la atención sobre estos aspectos para que los tengamos en cuenta, al menos estos puntos:
- La austeridad no garantiza el éxito de un acto/evento.
- La austeridad implica un esfuerzo mayor para garantizar la consecución de los objetivos del mismo.
- Se requiere de personas más cualificadas para optimizar los recursos disponibles.
- Se corre el riesgo de desvirtuar los objetivos del acto/evento convirtiéndolo en un mensaje populista, restando credibilidad a sus “anfitriones”.
- La austeridad es recomendable, pero siempre bajo la tutela de verdaderos profesionales, porque mal aplicada puede tener un efecto boomerang.
Javier Vila de Savenelle de Grandmaison