#sutilezascotidianas | En más de una ocasión nos hemos preguntado: ¿cómo he podido llegar a esta situación? Esa en la que te comportas como un estúpido egoísta o caes en aquello que criticas: el impaciente, el maleducado, el sátiro engreído, el retorcido…
Durante el día vivimos momentos que requieren mantener la calma y evitar ser impulsivos. Por desgracia, esto lo sé bien por experiencia porque, aunque estoy aprendiendo a controlar mis reacciones, hay situaciones en las que reacciono mal. Hay personas y comportamientos que tienen la habilidad de sacar lo peor de mí. Antes los enumeraba, pero sigue habiendo perfiles que me desquician: los maleducados, los egoístas y los prepotentes, sobre todo cuando afectan a terceros.
Desde hace unos meses he puesto en marcha varias cosas, y reconozco que estoy viendo la luz. Me siento más tranquilo y, además, estoy logrando hacer la vida más fácil a las personas que me rodean, porque al final, cuando no gestionamos bien estas situaciones, lo pagamos con quienes más queremos o en quienes tenemos más confianza.
Estos capítulos de Sutilezas Cotidianas me están sentando fenomenal porque, en gran parte, los escribo para mí. Muchas veces me digo: aplícate el cuento, Javier. Escribir me ayuda a canalizar mi mal genio y mi frustración frente a “esa banda” de comportamientos que detesto. También me ayuda a relativizar. No existe la verdad absoluta, no siempre tenemos la razón y, probablemente, en ocasiones estemos equivocados. Este margen de error me invita a ser más reflexivo. Quizás estamos interpretando mal algo, y por eso es mejor preguntar y no quedarse con la duda.
Quiero compartir dos cosas que también estoy aplicando. La primera ya os la comenté: alejarme del teléfono y de WhatsApp —que prácticamente no utilizo—. La segunda, y no menos importante, es aligerar la mochila. No somos conscientes, pero cada día la vamos cargando de enfados, rencores, discusiones, malas interpretaciones, desconfianza y odio… Al final, el peso se vuelve insoportable. Termina pasándonos factura: perdemos las buenas maneras, los valores, vivimos amargados y rencorosos, y saltamos a la mínima.
Cuídate, mímate, aligera la mochila y verás cómo serás más feliz. Y, al mismo tiempo, harás feliz a las personas que más te quieren.
Baltasar Gracián dijo: “La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió”. Porque, al final, el tiempo nos pone a todos en nuestro lugar.
Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón
JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (Capítulo 67) | #todocomunica