Proyectos como herramienta para regenerar valores

 

Lo eventos forman parte de nuestras vidas y negar lo evidente seria engañarnos. Siempre me han atraído los eventos que buscan diferenciarse de la inercia de lo que el mercado busca; creo que determinadas corrientes no son nada buenas. Recuerdo que mi abuelo decía que como arquitecto no solo pensaba en hacer casas, que se debía profundizar en otros aspectos exógenos que influían proporcionalmente en el resultado final. Confieso que siento debilidad por la arquitectura, no solo por el hecho de haber estado rodeado de arquitectos, sino también por el uso de una metodología de trabajo y capacidad de estudio que siempre me han cautivado. Una cosa que no dejo de hacer, al margen de usar el ordenador, es seguir haciendo mis croquis antes y después de cualquier evento o acto con lápiz y papel; no quiero dejar de sentir ese inmenso placer.

Hablar de cifras de lo que aporta la industria de los eventos es algo a lo que reconozco su importancia, pero prefiero destacar lo que transmiten y pueden aportar a la sociedad; una sociedad que necesita recuperar ciertos valores. Creo que nuestra carrera, protocolo y organización de eventos puede contribuir de forma sustancial a alcanzar este objetivo debiendo buscar, entre otras las siguientes metas:

Compartir: el compartir experiencias y conocimientos, enriquecerán nuestro crecimiento profesional que paralelamente interactúa con tu vida.

Aprender: no debemos de dejar de seguir aprendiendo; nuestra profesión nos pide estar en un constante proceso de aprendizaje. Es una profesión con vida y como tal, evoluciona.

Observar: la observación es uno de los aspectos que más valoro en un profesional, ya que te permite aumentar tu capacidad de argumentar y justificar una propuesta, demostrarás un mayor grado de profesionalidad y será también una importante fuente de aprendizaje.

Innovar: la innovación por parte de un profesional, debe estar sustentada con una buena formación. Hoy le llamamos innovar a cualquier cosa. La llave para encender el motor de la innovación es la investigación; sin ésta, el coche no se moverá y por lo tanto no llegaremos a nuestro destino.

Humildad: Es el ingrediente indispensable en cualquier profesional. En muchas ocasiones estamos muy tentados por la necesidad de ser reconocidos o adquirir un protagonismo que no nos corresponde. Escuchar y preguntar serán buenos compañeros de viaje de cara a mantener la humildad.

Me gustaría finalizar mi artículo con el arquitecto japonés Shigeru Ban que fue reconocido con el Premio Pritzker 2014 por sus proyectos elegantes e innovadores, así como su implicación social. Cito textualmente sus palabras  ” la arquitectura debe contribuir a mejorar la sociedad”; y yo creo que nosotros a través de nuestro trabajo también podemos aportar nuestro grano de arena. Recomiendo descubrir su trabajo, un profesional que con cartón es capaz de hacer una catedral.

Javier Vila de Savenelle de Grandmaison

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