#sutilezascotidianas | Con el paso del tiempo, agradezco más una llamada que un WhatsApp. Es cierto que la tecnología, bien empleada, es una herramienta que nos ayuda en el día a día, pero conviene poner ciertos límites en su uso, porque al final no somos capaces de discernir entre lo que resulta positivo o negativo.
Es necesario poner un límite. Cada uno, en función de sus necesidades, le dará un uso determinado, pero es cierto que creamos necesidades superfluas. En muchos casos no somos conscientes —o sí— de que hay ciertos mensajes que resultan molestos, por la hora en que se envían… algunos envían mensajes a horas incomprensibles. Hay que tener en cuenta que uno no debe enviar mensajes demasiado temprano, muy tarde o a la hora de comer. Por otro lado, también hay que considerar si alguien está en otro país… alguna vez he recibido alguna llamada a las dos de la mañana porque estaba en otra zona horaria.
Creamos grupos sin parar, y aunque en algunos casos resulten útiles, muchas veces nos añaden sin avisar, y durante el día recibimos 100 mensajes. Perdemos demasiado tiempo escribiendo cosas que podrían esperar hasta que nos veamos, o que en una llamada podrían resolverse en pocos minutos. Alguno dirá que es un lío y que hay muchas cosas a tener en cuenta… sí, los teléfonos actuales permiten configurarse de tal forma que se pueden desactivar las notificaciones, silenciarlos o apagarlos directamente; en mi caso, cuando estoy lejos de casa, lo configuro de modo que mi familia siempre pueda contactar conmigo.
Es muy importante que, aunque tengamos a nuestra disposición todos estos avances tecnológicos, seamos conscientes de ser respetuosos y cuidadosos en su uso. Hay que cuidar la cortesía y la desconexión de las personas, sin entorpecer su tranquilidad. No menos importante es mantener una buena conversación; resulta mucho más enriquecedor hablar que comunicarnos a través de fríos mensajes que, además, en muchas ocasiones interpretamos mal. No digo que dejemos de utilizar los mensajes, pero sí que hagamos un uso inteligente, muy moderado, y que si puedes llamar, mejor. Estoy convencido que lo sabías pero conviene recordarlo; prefiero que me llames.
Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón
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