#sutilezascotidianas | Una de las cosas que me enseñaron mis padres y que a día de hoy valoro mucho es mirar a los ojos de la persona con la que estoy hablando. Recuerdo que mi padre insistía mucho en ello. Cuando eres joven, no eres consciente de su importancia, pero con el paso del tiempo, a medida que vas interactuando en distintos ámbitos, observas la necesidad de hacerlo por diversos motivos.

Una mirada puede decir y transmitir muchas cosas. Probablemente, en ciertos momentos, diría incluso que tiene más importancia que las palabras. Con la mirada puedes transmitir aprecio, desprecio, empatía, admiración… consolar y motivar. Cuando vivíamos en Brasil, los primeros días fueron una verdadera aventura porque mi nivel de portugués era horrible. Aun a pesar de que —aunque no muy bien— hablo gallego, había momentos en los que me resultaba difícil mantener una conversación. Sabéis que me encanta el café, pues cuando iba a una cafetería y quería alguna cosa más elaborada, empezaba la aventura… Mirar a los ojos me ayudó —y no sabéis cuánto— porque es una llave que abre la puerta de la empatía en la mayoría de los casos. Es cierto que con la mirada también puedes incomodar, y mucho, pero estas situaciones las comentaré en profundidad otro día, así como las particularidades culturales en algunos países.

Procuro, en la medida de lo posible, que cuando inicio una conversación, doy la mano con firmeza y miro a los ojos; la conversación transcurre mucho mejor. Respetas a tu interlocutor y eso te permite crear un clima más asertivo. Lo mismo me sucede cada mañana cuando tomo mi famoso café… porque a través de la mirada también puedes sonreír, y cuando alguien te está atendiendo, te mira a los ojos y ve que nosotros también miramos con respeto, el café siempre te sabrá mucho mejor.

Cuida el cómo miras, el cuándo… porque cuidando estos detalles, la mirada se convierte en uno de tus mejores aliados, en el trabajo, en un viaje o en una conversación. Además, es gratis. No dejes de mirar a los ojos.

Javier Vila de Savenelle de Grand Maisón 

JVSG® 1931 | Sutilezas Cotidianas (13)