Tres gestos que comunican sin necesidad de hablar
Quizás una de las cosas que más me gusta de una persona pública relevante es saber retirarse a tiempo y dedicar su tiempo a una buena causa. Actriz, cantante, modelo y —no menos importante— activista por los derechos de los animales, alcanzó la fama con Et Dieu… créa la femme, en 1956, dirigida por el que sería su primer marido, Roger Vadim. Trabajó con directores como Jean-Luc Godard, Louis Malle o Henri-Georges Clouzot, entre otros.
Brigitte Anne-Marie Bardot se convirtió en toda una figura de atracción pública en los años 50 y 60, con un estilo peculiar, provocador pero natural, muy genuino, sin necesidad de forzar o sobreactuar, gracias a su seguridad.
En 1973 se retiró del cine, rechazando el sistema mediático que la encumbró. Tenía solo 39 años. Esta decisión también contribuye a reforzar las características que más adelante mencionaré.
Retirada de la vida pública, en su casa de La Madrague (Saint-Tropez), vive con absoluta discreción. Si bien, al tratarse de una persona comprometida con la protección de los animales, sigue activa desde la Fondation Brigitte Bardot, la cual fundó en 1986. Un compromiso continuo —y en muchas ocasiones radical— denunciando la tauromaquia, la caza, el maltrato animal, la industria peletera y el abandono.
Generosa, ha donado parte de su fortuna y propiedades para financiar acciones concretas. Esto la convierte también en una mujer coherente, algo que hoy es muy difícil de encontrar en una persona pública.
Estos son tres aspectos que me gustaría compartir con vosotros sobre Brigitte:
La ruptura de códigos sin necesidad de explicarse
La autenticidad de una persona tiene un valor incalculable, y muy pocos pueden presumir de ello… o sí, pero no lo son, y se están engañando. Esto no es nada nuevo: utilizar la presunta autenticidad para vender lo que uno no es.
Bardot no pidió permiso y, desde sus inicios, rompió con los cánones de la mujer “correcta” en el cine francés. ¿Cómo lo hizo? Desde la imagen, la actitud y la independencia. No le hacía falta hacer declaraciones grandilocuentes porque su sola presencia incomodaba. Las personas así, seguras y naturales, provocan esta reacción, y más aún en temas sensibles o políticamente incorrectos.
El silencio como elección
Rechazó el feminismo como movimiento, y esto generó controversia. Pero, como mencionaba antes, supo mantenerse firme en muchas de sus decisiones radicales, gestionando con acierto los tiempos y el silencio. Qué importante es saber cuándo no hablar. Creo que la mayoría no sabemos gestionar esto.
Quienes son capaces de hacerlo, están en posesión de una herramienta de comunicación muy poderosa. El silencio, en muchas circunstancias, tiene más fuerza comunicativa que largas frases vacías. Saber alejarse también es una forma importante de comunicar. Y si a eso le añades la coherencia como ingrediente, ya es excelencia.
El lenguaje de la mirada
En sus películas y apariciones públicas, “jugó” con su mirada como si fuera su voz. Directa, sin sentirse culpable y sin necesidad de seducir: esta fue otra de sus cualidades como gran comunicadora.
Bardot hablaba con los ojos, y lo hacía con fuerza y naturalidad.
Conocer tus fortalezas a la hora de comunicar —desde la mirada y el silencio— te da la capacidad de transmitir mejor tus reflexiones y opiniones, sin que estén adulteradas por la hipocresía de aparentar lo que uno no es, sin buscar el aplauso o el like fácil.
Hoy hablamos y miramos buscando la aprobación de los demás, incluso sabiendo que lo que estamos haciendo rompe con nuestro yo.
La mirada es un proyector de nuestros sentimientos y te permite llegar a la sensibilidad de las personas. Cuida tu mirada, el silencio… y no dejemos de ser coherentes.
Javier Vila de Savenelle de Grand Maison | #todocomunica
Este no es un análisis técnico, ni un juicio. Tampoco es un ejercicio de protocolo. Es una opinión más —una mirada personal— sobre cómo determinadas personas comunican a través de sus gestos, su actitud y su manera de estar.

