En protocolo las cosas no son porque sí; todo tiene una explicación. No podemos pensar sólo en las normas, tradiciones o costumbres, no es suficiente; ¿por qué digo esto? Porque la aplicación en el día a día no puede basarse en una definición, ya que nos encontraremos en momentos muy comprometedores y algunos, se aprovecharan de esta debilidad; porque lo más importante es saber argumentar muy bien con criterios sólidos la decisión que tomemos en cada acto/evento.
Otra reflexión que debe interactuar con el párrafo anterior es la del momento actual en la que vivimos. Hoy sufrimos profundos recortes en nuestra área y tendremos todos los focos de los directivos; sufrimos la presión del recorte y de la idea de que somos simples “colocabanderas” o “sientapersonas”. En las reuniones de trabajo deberemos aportar nuestra creatividad, las ganas de reivindicar que el protocolo es mucho más que ordenar una mesa, por eso, es necesario saber argumentar bien; enriquecer nuestro trabajo con buenas dosis de criterios donde dejemos claro que en manos de un buen profesional del protocolo y la organización de eventos, podrán ahorrarse dinero, optimizar los recursos de la empresa/institución y lograr alcanzar en sus actos representar su ideario.
Por todo ello por mucha teoría que sepamos, por muchos títulos que nos abalen, experiencia, etc.. si no argumentamos bien nuestros planteamientos/decisiones, no servirá para nada. El protocolo sin criterios bien argumentados, es como un cirujano en una operación sin bisturí.
Javier Vila de Savenelle de Grandmaison | Your Sitting