Por un nuevo futuro para el #protocolo

Una de las cosas más enriquecedoras que me han sucedido recientemente, es la de haber organizado un evento con mi hijo -Javier, de 4 años de edad-. Es curioso pero cuando estábamos preparando dicho evento -su cumpleaños- me di cuenta que los profesionales deberíamos acercarnos mucho más a los niños por muchos motivos; motivos que me gustaría compartir con vosotros.

Antes de enumerar algunos de los motivos, quería abrir un paréntesis. Ya lo he comentado en varios artículos, estamos viviendo una situación insostenible en cuanto a la pérdida de valores y esto, nos lleva a anteponer lo impropio e inmoral a lo correcto.

¿Quién debe liderar el cambio?

No sé quién puede liderar el cambio pero sí creo que es necesario que busquemos nuevas fórmulas para rescatar los valores que impulsarán la recuperación. Nuestra profesión tampoco pasa por sus mejores momentos y es curioso, porque cada vez estamos mejor preparados. Aquí sí que depende en gran parte de nosotros el liderar nuestra defensa; cierto es que los que nos deberían defender no lo hacen, al menos, no lo suficiente. Cada día es una “puñalada” a nuestra profesión, cuando los medios son los portavoces de la desdicha que vivimos, esa desdicha de confundir qué es realmente protocolo.

Como os comentaba al inicio, resultó muy enriquecedor trabajar con mi hijo ya que pude comprobar que hay un camino viable para cambiar la imagen de nuestra profesión. ¿Por qué digo esto? Porque si les acercamos a nuestra profesión y les enseñamos desde pequeños qué es, para qué sirve y qué logramos con esta herramienta, lograremos un cambio sustancial de la imagen del protocolo.

Ahora estoy trabajando en un modelo básico para trabajar con niños la elaboración de un evento; mi hijo todavía es demasiado pequeño pero trabajaré con él, a través de una maqueta, las partes de un evento. Es un ejercicio sencillo; lo importante es trabajar en la parte visual y tangible.

El evento se convierte en un gran puzle que empieza en la idea, que pasa por escribirla, que transcurre llevándola a la práctica y que, una vez celebrado, veremos cómo se desmonta y se recoge. Las conclusiones son una serie de preguntas muy básicas.

Si logramos trabajar y acercarnos más a los niños para difundir y enseñarles nuestra profesión, estoy convencido que lograremos cambiar –no sé si en todo pero al menos en parte- la imagen errónea del protocolo y la organización de eventos que existe actualmente en la sociedad. Es cierto que los resultados no se verán a corto plazo pero, no es menos cierto que debemos abandonar la visión cortoplacista para conseguir resultados duraderos.

En España hay profesionales que son magníficos y que posiblemente, a nivel internacional, sean también un referente, tan solo necesitamos que entre todos nos marquemos unos objetivos y éstos, deben pasar por recuperar la imagen paupérrima y rancia del protocolo.

Javier Vila de Savenelle de Grandmaisón

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