Cada día las personas somos más artificiales. Leo muchos artículos donde te dicen que digas esto, que te pongas aquello, no hagas eso… No quiero decir con esto que no intentemos mejorar y evolucionar pero si decidimos dar ese paso, deberíamos intentar no dejar de ser nosotros mismos. El ejemplo lo tenemos con los políticos a los que les dicen que se remanguen la camisa o que no se pongan la corbata porque transmitirán más credibilidad.  La credibilidad se gana, con naturalidad, siendo uno mismo y día a día respetando los valores en su trabajo.  La presencia es muy importante pero todo tiene su momento y cada persona es un mundo.

La etiqueta no garantiza la credibilidad y algunos intentan ganarla a través de disfraces de personalidad. La habilidad de un buen asesor es la de conseguir que su jefe no deje de ser uno mismo y en función de su persona,  adaptar las recomendaciones más apropiadas para evolucionar. Hay más personas artificiales cada día en los medios que en una película de ciencia ficción.

Para mi hay algo mucho más importante que la etiqueta, sin restarle su importancia, y es la educación y el saber estar. Derek Bok decía que si usted cree que la educación es cara, pruebe con la ignorancia.

Educación y pedagogía deben ir de la mano pero sin olvidarnos que estamos ante seres humanos y, por tanto, los factores culturales y sociales también influyen. No fabriquemos más personas artificiales programadas con el fin de trasmitir una falsa realidad; generamos falsas expectativas que están causando una profunda crisis de valores. Cada vez somos personas menos educadas, más frías y más artificiales.

Nos encontramos ante el hecho paradójico de que la educación se ha convertido en uno de los principales obstáculos en el camino de la inteligencia y la libertad de pensamiento. Bertrand Russell.

Javier Vila de Savenelle de Grandmasion